En la cuerda floja, de James Mangold
Folsom. La prisión de Folsom fue construida por sus propios 'inquilinos'. La fuerza de esa imagen llevó al músico Jonnhy Cash a escribir una de sus canciones más conocidas ('Folsom blues') y a grabar en esta prisión un mítico directo que se convirtió en su disco más vendido.
Este concierto es también uno de los momentos claves de En la cuerda floja (Walk the line, James Mangold), el biopic sobre la vida y obra de Johnny Cash durante los años 50 y 60: el retrato de un músico genial y difícil persona y, sobre todo, su historia de amor con la cantante de country June Carter.
La composición de Joaquin Phoenix como el 'hombre de negro' es brillante por momentos. Sin embargo le ocurre lo mismo que a otros actores que interpretan a personajes reales y conocidos: intenta ser igual que él. Y no entiendo qué necesidad hay de hacer esto. Un cosa es interiorizar el drama de un personaje (tal como la hayan codificado el guionista y el director) y otra es tratar de calcar sus gestos y andares. Le pasaba a Jamie Foxx en Ray (y, por lo visto, a Philip Seymour Hoffman en Capote). Aunque resulte menos espectacular, la forma en la que Reese Witherspoon da vida a June Carter resulta más acertada, creíble y efectiva.
Bob Dylan, el fantasma presente
Como resulta obvio, uno de los puntos fuertes de En la cuerda floja es la música y los músicos. Además de la presencia como personajes secundarios de Sam Phillips (dueño de Sun Records), Elvis Presley, Jerry Lee Lewis o Roy Orbison, es muy destacable la influencia que tiene Bob Dylan: Jonnhy y June interpretan en directo It's all over now, el concierto de Folsom coincide con la reconversión eléctrica del de Duruhm, y Johnny le envía una carta escrita en una volsa para el vómito. Cuando está en su casa entre concierto y concierto suena 'Highway 61 revisited'.
La película de James Mangold (un artesano de los de antes) peca de cierto efectismo a la hora de describir el lado más oscuro de su protagonista, y no acaba de ser creíble en los momentos en los que contrapone al cantante y su estricto padre. Sin embargo, el ritmo narrativo es excelente, los personajes están bien definidos y la historia bien contada, con unos inteligentes apoyos en las letras de las canciones del propio Cash. Es una película de Hollywood y se nota, pero una buena película de Hollywood.
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