Ajustando cuentas
Una de las mejores noticias que trajo el anuncio de que el New York Times online abría su sección de opinión (hasta hace poco de pago) fue el poder disfrutar de los textos del Príncipe de Asturias de Ciencias sociales (y futuro Nobel de Economía) Paul Krugman: un tipo brillante, comprometido y sin pelos en la lengua. En su texto de ayer ('Una catástrofe anunciada') carga contra Alan Greenspan y las autoridades monetarias estadounidenses entre 2000 y 2006 por permitir todo tipo de abusos a la hora de conceder hipotecas de alto riesgo (las famosas subprime).
Krugman describe un 'todo vale' en el que muchos de los préstamos hipotecarios eran realizados por agentes que no eran supervisados por el gobierno ni las entidades de control financiero. La alarma saltó en 2003, cuando el dinero destinado a las hipotecas de alto riesgo suponían un 8,5% del total. Durante 2006 llegó a suponer el 20%. Obviamente esto lleva a un ascenso en el impago de las cuotas (las firma gente que no tiene suficiente capacidad económica para responder).
El final del texto aparece una tibia luz de esperanza y un nubarrón: las nuevas autoridades monetarias tratan de ampliar la regulación legal sobre las subprime; pero las elecciones están cerca y el dinero de las empresas hipotecarias puede hablar más alto que el menos común de los sentidos.
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