2007/03/25

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda a un reloj

Estos días he podido ver en la TV un triste anuncio de coches en el que se utiliza Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda a un reloj de Julio Cortázar. Aunque en los comentarios me aseguran que (convenientemente limpiada de ruidos) es la propia voz del autor la que han utilizado para el anuncio, estoy convencido de que es un locutor imitando el acento afrancesado (esa 'r' que se pierde) de Cortázar.

De todas formas, mejor que en el anuncio, también se había utilizado este texto en una canción de Migala (¿la mejor canción de Migala?) en la que se escucha (aquí sin dudas) al escritor argentino recitar. Adjunto también el relato, para todos los que no lo conozcan.



Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.