Ahí van cuatro discos de hace ya varios meses que se me habían quedado en el tintero.
Subtitulo, de Josh Rouse. Uno de los discos más bonitos de los últimos meses. A veces pudiera parecer que demasiado preciosista o tímido, pero siempre me apetece volver a escucharlo. El estadounidense Josh Rouse ha entregado un trabajo perfecto para pasar mejor las tardes de verano. Después de los también preciosos 1972 y Nashville suaviza aún más las formas para convertirse en la versión optimista y desdramatizada de Elliot Smith. Grabado en su nueva casa del Puerto de Santa María transmite una sensación absoluta de relax. Casi, casi puedes oler a lo lejos el salitre del mar. Cosas de la brisa.
We Shall Overcome, de Bruce Springsteen. Subtitulado The Pete Seeger sessions, este nuevo trabajo de Bruce Springsteen es al tiempo una declaración de amor y una muestra de carácter. El de New Jersey monta una fiesta de celebración de las raíces mientras reivindica a uno de los músicos que más le influyeron. Este nuevo trabajo carece de la gravedad de Devils and Dust pero resulta aún más potente, más fuerte. Está lleno de vida. Ver esto en directo debe ser una gozada.
St. Elsewhere, de Gnarls Barkley. Bien por Internet: hizo que pudiéramos escuchar a Clap Your Hands Say Yeah! y Arctic Monkeys antes de que publicaran sus discos y ha convertido a Gnarls Barkley en un fenómeno de masas. Obviamente la descarga (ilegal) de archivos crea numerosos problemas a los músicos, pero la Red es una vía de democratización que permite que todos escuchen tu música. El cantante Cee-Loo y el productor Danger Mouse (el hombre que mezcló a Beatles y Jay-Z con The grey album) demuestran tener temas con gancho, mucho sentido del humor (solo hay que ver sus fotos) y un interesante concepto de funk mutante. Su música puede recordar a Outkast tanto como a Super_Collider, puede gustar tanto a un fan de la electrónica como a los fans del pop que están cansados de tanta fórmula. Les queda terminar un poquillo mejor las canciones y, quizás, no forzarse a meter efectos y samples de forma gratuita, pero St. Elsewhere es una golosina y Gnarls Barkley un grupo que debería dar mucho más de sí.
Infinito particular, de Marisa Monte. El mejor de los dos trabajos que ha publidado durante este 2006 Marisa Monte (el otro es el titulado Universo ao meu redor) es una muestra más de su facilidad para unir lo tradicional con lo moderno. Misterioso, elegante y sabio, es un disco que entronca (tras el popular Tribalistas y su maternidad) con discos como Rose and Charcoal. Es posible que Monte no llegue nunca a publicar una obra maestra que cambie el rumbo de la música brasileira, pero su forma de modernizar (lo justo, sin tirarse a la piscina) el aliento lírico de la MPB es digna de aplaudir. Ojalá siga publicando discos tan disfrutables como este. Y ojalá que se olvide también de ese par de temas blandos y facilones ('Ate parece', por ejemplo) que suelta en cada disco. El resto, fantástico.
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