Dos decepciones (relativas)
Public Warning, de Lady Sovereign. Tenía que ser el disco por el que se recordaría 2006. La potencia de Dizee Rascal y el pop de M.I.A. mezclados en una sola persona. La crítica y el público más inquieto habían encumbrado sus primeros maxis. También la industria parecía haber detectado un toque tarareable en sus canciones y había apostado por ella. El gran señor del rap, Jay-Z la fichó para su sello. Todo estaba listo para la princesa del grime, pero falló algo: ¿las canciones? ¿la producción? ¿demasiado lujo para hacer música callejera y furiosa?
En realidad hay dos discos en uno: por una parte están siete temas antiguos. Siete maravillas entre las que se encuentra alguna de las mejores canciones de los últimos años, como 'random' (aquí en una versión algo más floja), 'hoodie', '9 to 5' o 'tango'. Curiosamente falta uno de sus clásicos, 'Chi ching'. Del resto del disco, de lo que realmente ha grabado para el disco, solo se salva -y siendo piadoso- el single 'love me or hate me', aunque lo del sonidito del tetris está más gastado que mis zapatillas. El resto es, simplemente, flojo.
Ys, de Joanna Newsom. El tipo que hizo la nota de prensa debía estar contento. Pocas veces se presta de esta manera un disco a soltar alabanzas. A saber: estrella del nuevo folk (encima joven y guapa) publica su segundo disco, una obra conceptual basada en leyendas paganas que mezcla lo hermoso con lo terrible y crudo. Su voz y su harpa (la guitarra es para perdedores, no resulta chic) han sido grabadas por Steve Albini, el mago de los micrófonos. Después llegan los arreglos de Van Dyke Parks, ex colaborador de Brian Wilson y genio maldito de la música estadounidense. Para empastarlo todo y dejar cada cosa en su sitio tenemos a otro geniecillo: Jim O'Rourke.
Pero la suma de factores no crea necesariamente una obra maestra. Hay momentos hermosísimos, y la voz probablemente sea superior a la de su debut, The Milk-Eyed Mender. En aquel disco Newsom narraba pequeñas historias íntimas. Algo ha fallado al tratar de crear largos temas épicos. La magia se va diluyendo en desarrollos que nunca llegan a ningún lugar concreto y ante unos arreglos bonitos pero que adornan más que visten. A ver si alguien cuelga en Internet los temas tal como salieron del estudio de Albini: solo voz y harpa.
Epílogo
Lo bueno, en este último caso, es que quien quiera escuchar un disco que parte del folk para navegar con libertad entre lo dulce y lo salvaje puede hacerse con el fantástico Meek Warrior, de Akron/Family. Lo malo es que quien quiera escuchar el sonido de las calles de Londres en forma de canción pop no tiene dónde acudir. ¿Se ha muerto ya el grime? Tan joven que era...
Xx
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