The drift, de Scott Walker
Una vez lo definieron como 'la voz de la luna', y me parece que no hay mejor forma de contar la mezcla de grandiosidad, misterio y frialdad asesina que transmite al cantar. Sobre todo en sus tres últimos discos, separados entre sí por 11 años: Climate of hunter (1984), Tilt (1995) y este The drift (2006).
¿Quién es Scott Walker? Unánimemente considerado uno de los artistas más oscuros y malditos de la historia del pop y del rock, el hombre nacido como Scott Engel fue reclutado por un productor para formar parte de un trío de pop melodramático estadounidense llamado The Walker Brothers. Utilizando elementos del por entonces en boga 'muro de sonido' de Phil Spector, su intención era competir a mediados de los sesenta con los Beatles. Curiosamente fracasaron de forma estrepitosa en su país, mientras sí consiguieron cierto éxito en el Reino Unido.
Scott dejó el grupo (aunque volverían a grabar años después) para convertirse en una especie de Sinatra del pop, interpretando clásicos de Jacques Brel con ampulosos arreglos orquestales. Su serie de 4 discos con su nombre (Scott, Scott 2...) conforman uno de los grandes tesoros de la música popular del S.XX. De estos discos viene la profunda admiración que le profesan Brett Anderson (Suede) o Jarvis Cocker (Pulp). Poco a poco comienza a escribir sus propias canciones, cada vez más oscuras y extrañas.
Tras unos años un tanto perdido, del rock más o menos convencional al jazz y la balada, reaparece con el mencionado Climate of Hunter y abre una nueva etapa que llega ahora al tercer capítulo.
The drift es un disco difícil y nada convencional. Una auténtica experiencia que puede no apetecer. Es la banda sonora de una pesadilla, conducida por una voz que va del murmullo a la exageración operística y un fondo musical grandioso y miserable en el que conviven guitarras, ritmos axfisiantes, silencios, extraños arreglos de cuerda y fondos sintetizados que solo cabe describir como 'uneasy listening'. Como atenuante, señalar que el anterior disco (Tilt) aún daba más miedo.
No indicado para tararear en la ducha, The drift atrapa al que se atreve a entrar en él, y se podría vender como la versión musical del cuadro El grito, de Edvard Munch. Y creo que ese el cuadro favorito de mucha gente, ¿no?
+ INFO:
- Scott Walker en la Wikipedia (inglés)
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