Los ingleses y la música (2)
Ya había comentado el año pasado lo sorprendido que me había dejado que los británicos tuvieran una media de 247 discos originales por persona, una cifra altísima comparada con España.
Su relación con la música es tremenda, realmente parte de su cultura popular. Un ejemplo bastante extremo se encuentra en las entrevistas que hay que pasar para trabajar en una tienda de discos. Una de las más prestigiosas es el 'Music & Video exchange' que hay en la calle principal de Camden. Un conocido mío (músico y amante de todo tipo de discos) lo intentó hace cosa de dos años. Le tomaron el teléfono y un buen día, sin previo aviso, le llamaron y le pidieron que dijera al instante el nombre de los cuatro miembros de Talking Heads (o lo decía de carrerilla o no valía). Así, en frío, solo supo decir dos. Si hubiera estado más entonado (o hubiera tenido uno de esos móviles con los que puedes consultar Google y hubiera tecleado bien rápido) le hubieran pasado a otra entrevista más a fondo. Y todo para estar en el almacén llevando cajas de una lado a otro.
Ayer estuve allí comprando discos, y los cuatro dependientes (tres de ellos con gafas de pasta y todos con pinta de fumar en pipa mientras escuchan a Coltrane en su casa) parecían un consejo de sabios. Voy y pregunto 'Sabes si tenéis algo de Moonshake' (grupo oscuro del sello Too Pure de principios de los 90)? Después del correspondiente 'No, lo siento' se enzarzaron en una amigable y erudita discusión en la que trataron la calidad artística del grupo, lo bien que le fue después de la escisión a Margaret Fiedler con su grupo Laika, que el otro miembro (Dave Callahan, que siguió un par de discos con el nombre Moonshake) se había metido a trabajar en un sello discográfico y luego derivaron a hablar de con quién se había casado el director artístico del sello en cuestión. Todo con unos gestos de suficiencia y desidia que no animaban lo más mínimo a preguntarles nada más.
Así que me quedé sin saber (buscar allí es un tanto complicado) si tenían algún maxi de Disco Inferno.
Chocolatinas probadas:
Orange (Terry's): chocolate a la naranja, sin más. La chocolatina está dispuesta en forma de gajos de naranja. El sabor es agradable.
Continental Vienese (Thorton's): el aspecto es un poco malo, pero luego sorprende. La parte exterior es una especie de chocolate casi crujiente (por el azúcar) y la interior una especie de crema de trufa avainillada. Acaba siendo algo así como la versión en chocolatina de los huesos de santos españoles. Muy golosa y muy calórica.
Xx
Su relación con la música es tremenda, realmente parte de su cultura popular. Un ejemplo bastante extremo se encuentra en las entrevistas que hay que pasar para trabajar en una tienda de discos. Una de las más prestigiosas es el 'Music & Video exchange' que hay en la calle principal de Camden. Un conocido mío (músico y amante de todo tipo de discos) lo intentó hace cosa de dos años. Le tomaron el teléfono y un buen día, sin previo aviso, le llamaron y le pidieron que dijera al instante el nombre de los cuatro miembros de Talking Heads (o lo decía de carrerilla o no valía). Así, en frío, solo supo decir dos. Si hubiera estado más entonado (o hubiera tenido uno de esos móviles con los que puedes consultar Google y hubiera tecleado bien rápido) le hubieran pasado a otra entrevista más a fondo. Y todo para estar en el almacén llevando cajas de una lado a otro.
Ayer estuve allí comprando discos, y los cuatro dependientes (tres de ellos con gafas de pasta y todos con pinta de fumar en pipa mientras escuchan a Coltrane en su casa) parecían un consejo de sabios. Voy y pregunto 'Sabes si tenéis algo de Moonshake' (grupo oscuro del sello Too Pure de principios de los 90)? Después del correspondiente 'No, lo siento' se enzarzaron en una amigable y erudita discusión en la que trataron la calidad artística del grupo, lo bien que le fue después de la escisión a Margaret Fiedler con su grupo Laika, que el otro miembro (Dave Callahan, que siguió un par de discos con el nombre Moonshake) se había metido a trabajar en un sello discográfico y luego derivaron a hablar de con quién se había casado el director artístico del sello en cuestión. Todo con unos gestos de suficiencia y desidia que no animaban lo más mínimo a preguntarles nada más.
Así que me quedé sin saber (buscar allí es un tanto complicado) si tenían algún maxi de Disco Inferno.
Chocolatinas probadas:
Orange (Terry's): chocolate a la naranja, sin más. La chocolatina está dispuesta en forma de gajos de naranja. El sabor es agradable.
Continental Vienese (Thorton's): el aspecto es un poco malo, pero luego sorprende. La parte exterior es una especie de chocolate casi crujiente (por el azúcar) y la interior una especie de crema de trufa avainillada. Acaba siendo algo así como la versión en chocolatina de los huesos de santos españoles. Muy golosa y muy calórica.
Xx
|