Tailandia - Laos: día 5
En lugar del típico desayuno local (sopa de arroz con algo de carne), hoy toca algo más europeo. El norte de Tailandia se enorgullece de su café, cultivado en las montañas del norte (el antiguo reino Lanna). Y buena razón tienen para ello, es uno de los mejores arábica que he tomado.
Una vez ingerida la dosis diaria de cafeína me doy un paseo cerca de la zona del Mae Ping y visito dos de los principales mercados diurnos: Warorot y Lam Yai. Los dos son muy similares, con un piso superior para ropa y zapatos, uno de entrada para todo tipo de alimentos (frescos, desecados, ahumados, en polvo...) y un sótano con puestos de comida. La sensación era una mezcla de "quiero probarlo todo" y "¿qué demonios será eso?". En momentos de duda recordaba la voz de mi abuela diciéndome "pásatelo muy bien, pero no hagas nada peligroso".
De vuelta al hotel me paso por la zona superior derecha de la Ciudad Vieja, que es una especie de paraíso hippie para mochileros lleno de tiendecitas, cafés y posadas con encanto a las que se accede por caminos estrechos y me tomo un té thai (mucho color, no demasiado sabor).
A Lady A. le han comunicado que la asignan a un nuevo puesto de trabajo (en una de las TV públicas tailandesas) y lo celebramos con una cena en un restaurante un tanto finolis (no está mal comer en un sitio con techo, para variar) que parece más bien una tienda de antigüedades, pero en el que hay que reconocer que la comida estaba muy buena. En la sobremesa empezamos a montar los cimientos de nuestra sociedad hispano-thai (para abrir una empresa en el país el 51% del capital tiene que estar en manos locales) para exportar su café a Europa. Una pena no haber firmado ningún contrato en una servilleta o similar.
[+ info: fotos y vídeos en Flickr]
Xx
|