Manu Chao y los pintores
En las pasadas semanas he cambiado de piso, con todo lo que esto conlleva: dar de alta el teléfono, comprar y montar muebles, darle una mano de pintura...
Precisamente ésto, la visita de los pintores, fue lo primero. La casa aún estaba vacía y no había nada que manchar. como mucho un par de cajas llenas de cosas. Un símbolo que adelantaba mi llegada a puerto.
Y resultó que los amigos pintores decidieron tomar prestadas unas cuantas cosas de las que había dejado estratégicamente distribuidas. A saber:
- Una tetera
- Una botella de vino libanés
- Un juego de posavasos de cristal
- El primer volumen de 'El gato del rabino', de J. Sfar
- El último libro-disco de Manu Chao (y Wozniak): 'Siberie m'etait contéee'
Esto último no es del todo cierto. La verdad es que se dejaron el disco de Manu Chao y se llevaron el libro en el que su colega (el dibujante polaco Wozniak) ilustra las canciones. Deformación profesional, supongo.
Una vez finalizado el periodo de préstamo, tras las oportunas llamadas telefónicas, disfruto del conjunto de (literalmente) 'Me hablaron de Siberia'. Primero el disco: se agradece que Manu Chao siga teniendo la ilusión de hacer música fresca, bonita, que apela a la poesía y los sentimientos más sencillos. Y además, divertida. Probablemente no haya una canción para que todo el mundo la tararee, pero es el típico disco que si lo escuchan 23 personas, cada uno elegirá un tema distinto como su favorita.
Por su parte, el libro es toda una gominola. Casi, casi, le daría la razón a los pintores. Las ilustraciones le dan incluso más sentido a las letras que la música. Primitivismo y sentimiento infantil con acuarela y ceras de colores. Precioso.
Hay otra versión en la que el CD es de 6 temas y el libro tiene 48 hojas (en lugar de 23 temas y 140 páginas). Se pueden adquirir también a través de la web de M. Chao.
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