Brasil: día 13
Esto se va acabando. El cielo amenaza con lluvia, así que me quedo sin ir a Praia do Forte, famoso por sus playas y por una fundación (Proyecto Tamar) de protección de las tortugas.
Cojo otro de esos buses cuyo recorrido parece no tener fin y me bajo al final de una zona de playas de Salvador. Como no hace frío está llega de pandillas jugando al fútbol y alguna familia esperando a tomar el sol. Bajo a la playa y me pongo a caminar por la orilla. Me tiro un total de dos horas y media caminando sin parar, pasando de una playa a otra mientras comienza a salir el sol.
Hago trampa y adelando unas cuantas playas con un bus hasta llegar al restaurante que me había recomendado el hombre de mi hotel. "Que tengan buen pescado", le había pedido yo. Me sirvieron un abadejo delicioso que fui bajando (las raciones en Brasil son enormes) con otro paseo.
A la altura del parque zoológico me fijo en que hay un par de monos (de medio metro de largo) caminando por el cable de alta tensión.
Esperando el bus para llegar al centro un par de chavales que iban en bici me piden el dinero y el teléfono bajo amenaza de sacarme la navaja. Como no hay navaja, no hay dinero ni móvil. Al marcharse me volvieron a preguntar (en un tono más amable) si tenía un cigarrillo. Tampoco.
Me tomo una cerveza bien fresca en el Mercado Modelo, a los pies del ascensor, y veo otro 'atardecer más bonito de Salvador de Bahía'.
Xx
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