2008/01/21

Brasil: día 5 (parte 1)

Me planto en el centro. Hace un día horrible y no puedo subir al Cristo del Corcovado. Decido ir a Petrópolis, una pequenha ciudad a hora y media de Rio en la que vivió la familia imperial (Pedro tuvo Petrópolis y su senhora, Teresa, dio nombre a otra ciudad: Teresópolis). Como aún falta para que salga el bus (en Brasil casi no hay trenes) me doy una vuelta y entro en el Bar Advogados (estoy frente a unos juzgados), dónde se puede elegir uno de estos tres menús:

- Trio advogado (hamburguesa de picanha -la carne más exquisita para los brasilenhos-, patatas fritas, refresco de 300 ml y pudin)
- Trio juiz (lo mismo más un huevo frito y una especie de queso fresco pasado por la plancha)
- Trio desembargador (lo mismo pero con zumo en vez de refresco). Un desembargador en Brasil es el equivalente a un juez de Tribunal Superior de Justicia, el que resuelve las apelaciones

Yo lo dejo en una eggxburger (cheesburguer con huevo) y un refresco de mate con limón.

El camino a Petrópolis es todo un contraste: durante los primeros 5 minutos, favelas; los 10-15 siguientes son como la salida de cualquier gran ciudad, con sus zonas industriales y poca vegetación; a partir de ese momento entras en la jungla. El autobús viaja entre montanhas repletas de vegetación salvaje y las senhales de tráfico muestran el dibujo de un mono en una liana dentro del triángulo de peligro.

El final del viaje es una estación de autobuses desde la que hay que coger un bus urbano para llegar al centro de Petrópolis.

Una vez llegados se ve otro contraste: mientras en Río todo es movimiento y tienes que estar atento a los movimientos de los demás, la antigua ciudad-residencia del emperador es todo tranquilidad. El palacio imperial merece la visita, mientras el resto de atractivos turísticos no lo son tanto. Mejor un paseo por el río tomando alguna fruta local.

Xx