2008/07/06

Washington, segundo día

Son curiosas las contradicciones que tienen los estadounidenses respecto al medio ambiente. Un ejemplo de concienciación sería el de algunos bares que ofrecen tazas ‘oficiales’ que se lleva el usuario a casa y trae al local para tomar un día un chai y otro un capuchino. A cambio se le rebaja en unos céntimos el precio de cada bebida.
De lo contrario hay más ejemplos: desde el aire acondicionado perdido en los comercios que mantienen abierta su puerta hasta el caso que me contaban de una chica que duerme en verano con edredón y con cuatro ventiladores y el aire acondicionado enchufados, por aquello de sentirse caliente y que ‘fuera’ hace rasca.

La zona monumental de Washington es exactamente como uno se la podía esperar después de tanta película: gigantesca, sobrecogedora y un tanto fría. A la llegada a la Casa Blanca nos recibió con unos alaridos de “Viva España, mi madre patria” una chiflada que lleva varios meses viviendo frente a la puerta principal con su tienda de campaña.

También resultaron interesantes las visitas a Arlington (el cementerio de los militares estadounidenses) y el metro, construido para los funcionarios (las paradas son ‘Pentagono’, ‘Arlington’, ‘Capitol South’ o ‘Federal Triangle’) y con altísimos techos que recuerdan a un hangar antinuclear de la guerra fría.

De vuelta a casa comienza a amenazar la lluvia y, como pequeños chispazos, surgen las luciérnagas por todo el camino.

La barbacoa prevista para la cena hay que tomarla dentro por culpa del tiempo y descubrimos a uno de los pocos estadounidenses fans de Evo Morales y Hugo Chávez.

24717 pasos recorridos

[Fotos de Washington]

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