2005/10/21

Un chico, dos perros y cinco cuadros

Ayer por la mañana me disponía a ver una exposición de Simon Henwood, un pintor británico (también animador y creador de muñecos) que realiza unos curiosos retratos: a medias entre el hiperrealismo y la fotografía, pero llenos de colores, trazos y reflejos totalmente pictoricos. Por explicarlo de una forma más gráfica, sus pinturas son como fotos tratadas con un filtro extraño del photoshop para que parezcan cuadros. Su trabajo más conocido a nivel público es el conjunto de ilustraciones del disco (Ruby Blue) y la serie de EPs (Sequins) que ha publicado este año Róisin Murphy.

Henwood comenzó como escritor e ilustrador de cuentos infantiles y asegura que de ahí le viene su necesidad de contar una historia en cada cuadro. Acaba de publicar ahora Kido, un libro que resume su trabajo como pintor. Además ha realizado colaboraciones con varias revistas y dirigido vídeos como el 'You Were Right' de Badly Drawn Boy, el 'Heard somebody say' de Devendra Banhart (al que también ha retratado) o el 'if we're in love' de Róisin Murphy.

Espacio sin título y muestra compacta
Y volviendo a la historieta que cuento hoy, la exposición española de Henwood está abierta al público en la galería madrileña Espacio sin título (calle Alameda, 6). Los cuadros son tremendos, poderosos y tremendamente expresivos... pero es que ¡solo son cinco! Llegas allí y está un chico que amablemente te abre la puerta, se lleva a otra sala a los dos perros que le acompañan y te deja disfrutar de los cuadros (cinco, repito). Tras comprobar que las escaleras que bajan solo se dirigen a los servicios y que no hay ningún pasadizo secreto, me dedico un buen rato a disfrutar del correctamente titulado Compact Kido show. Como decía antes, los cuadros son tremendamente expresivos. Cuatro de ellos (uno de Róisin y tres de jóvenes desconocidos) a gran escala, en los que destacan especialmente ojos pelo y boca, así como su ropa y complementos. Los fondos son siempre blancos (como en las fotos de los viejos retratistas de pueblo) y el rosado de la piel se difumina y es un simple tránsito entre los puntos de atención.

Pero el que más me gustó fue el cuadro con menos elementos y el único de una escala claramente menor que la real: el de una chica rubia de rostro misterioso que, no sé por qué, me recordó al escritor Raymond Carver. Un cuadro breve e intenso, con una historia sin contar.

Xx