2005/05/05

Mortadelo de la Mancha, de Ibañez

Dentro de cuatrocientos años nadie celebrará la obra de Cervantes, sino las aventuras de Mortadelo de La Mancha". Palabras de Francisco Ibáñez en la presentación del último de los tomos de Mortadelo y Filemón, en el que un invento del profesor Bacterio hace que los dos agentes de la T.I.A. se crean Don Quijote (Mortadelo) y Sancho Panza (Filemón). Para ellos Ofelia es Dulcinea, el Súper es el Bachiller Sansón Carrasco y a Bacterio lo denominan 'barbado pelafustán'.

Y las cifras de ventas casi harían pensar en que Ibáñez lleva razón, ya que 'Mortadelo de la mancha' (Ediciones B, 2005) lleva un par de meses entre los libros más vendidos del país.

La pena es que la trasposición de las andanzas del caballero de la triste figura al mundo de Mortadelo y Filemón es bastante floja. El propio autor aparece varias veces en escena para explicar/justificar varios de sus pasajes, ya que la mayoría de las similitudes entre la obra de Cervantes y la suya están cogidas por los pelos, además de lo tristes que resultan las apariciones de personajes famosos como Juan Pablo II o José María Aznar.

Hacía bastante tiempo que no leía ninguna de las aventuras de los dos agentes secretos más desastrosos de la tierra patria. Y echándole un ojo al índice de títulos anteriores sonrío al recordar 'El sulfato atómico', 'Chapeau el Esmirriau' o 'Seúl'88'. Qué tiempos aquellos.

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