2005/09/17

Azules turquesas, de Lisandro Aristimuño

Patagónico de 27 años (de Río Negro), Lisando Aristimuño llegó en 2002 a Buenos Aires para vivir de las canciones que grababa desde los 18 años. La suya es una música que supera la etiqueta de cantautor, porque hay en ella algo extraño, algo de paisajismo de dormitorio: de sueño y duermevela.

Azules turquesas, primer disco publicado por Aristimuño (LAL Discos, 2004), emociona y reconforta. Su poesía nunca cae en la densidad o la pedantería, el sonido fluye como si fuese líquido y la voz mantiene el tipo. Algunas canciones ('Rocío') parece que estuvieran producidas por Brian Eno o Michael Brooks.

Además no todo es dulce y lenta poesía. La sombra de The Bends (Radiohead) aparece en momentos de 'Tres días' o 'Quién?'. El tema final ('Que todo vuelva') demuestra que Aristimuño sabe llevar a buen puerto sus ambiciones, amén de una habilidad con esa poesía sonora que bordea lo electrónico y lo acústico que lo empareja con Richard Quigley (Montgolfier Brothers, At swim two birds, Quigley).

Algo debe tener la luz de la Patagonia para que este disco suene así.

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