2005/06/08

The Books: Lost and Safe, The Lemon of Pink y Thought for Love

The Books son un pequeño tesoro. Pero por convicción propia. Un grupo básicamente instrumental que basa su sonido en el banjo, el chelo, voces capturadas de la radio o la TV y pequeños ruidos electrónicos no podría nunca ser pasto de las radiofórmulas, ni ser tarareados por la muchachada indie.

The Books son extraños e impredecibles, pero eso no quiere decir que sean difíciles o indescifrables. Su fórmula se podría basar en un poco de banda sonora, un algo de experimentación electroacústica (ese ruido que se cuela de fondo, el recorta-y-pega de los sonidos que ellos mismos producen), recuerdos al folk psicodélico y la música tradicional estadounidense, la música repetitiva de Reich o Gavin Bryars y un espíritu pop.

Su primer disco, Thought for food (Tomlab, 2002), es una maravilla salida de la nada. El banjo marca ritmos y el ordenador suelta clics&cuts en un ejercicio de folk digital imposible. Fue un disco tan rompedor que casi nadie se dio cuenta de que estaba allí. Nick Zammuto y Paul de Jong, los miembros del grupo, parecían jugar con los elementos, como si fuera un puzzle. Era como un experimento que nadie sabía cómo, pero había salido bien.

Un año después (y también en el sello Tomlab) aparecía The lemon of pink. La fórmula seguía siendo la misma. Habían aprendido a arreglar mejor sus canciones y dotarlas de una mayor consistencia. En general está considerado un disco de transición, al no incorporar ningún cambio claro a lo expuesto en Thought for food. Para mi es su obra maestra, y uno de los discos más hermosos que he escuchado jamás. Me apabulla y no sé explicar cómo o cuáles son las razones. El collage cobra un mayor sentido y la interacción de sampler, programación, voz e instrumentos reales es perfecta. Se aprecia un cierto acercamiento a los grupos de post-rock y post-pop de Chicago (Tortoise y aledaños).

Ahora el grupo publica Lost and safe, como siempre en Tomlab, y comienzan a recibir una mayor atención de los medios. El éxito de crítica de sus predecesores y cierto giro hacia una música más pop (hay más temas cantados y menos cambios en la estructura de las canciones) les puede hacer llegar al público independiente. Un disco notable e indudablemente bonito que corre el riesgo, por momentos, de pecar de superficial.

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